La Fiera del gol

Nota exclusiva a Maciel Arce. El jugador del Mil Rayitas cuenta su vida como jugador. Recuerda los ascensos con Atlético Sampacho.

“Tras el fallecimiento de mi papá, prometí ascender de nuevo con Atlético para poder recuperar mi camiseta, ya que la que tenía, se la regalé a él cuando lo enterraron como ofrenda de lo que más apreciaba”. Conmovedoras palabras del delantero del club de Sampacho, Maciel Andrés Arce, quién con sus 30 años, habló de su vida y de lo que significa jugar al fútbol representando a su pueblo.

Dicen los que saben que un goleador no se hace, sino que nace, y la Fiera, así apodan a Maciel, forma parte de esa raza donde lo único que importa es el gol. “Comencé a jugar a los 5 años en el equipo de mi barrio que se llamaba Real Academia y era dirigido por el gran Cardacho Crippa”, comentó Arce. Luego contó que hizo todas las categorías de la 80’ hasta saltar a la cancha grande.

En cuanto a su debut en primera dijo: “No recuerdo el día exacto, fue en el 97 contra Acción Juvenil de General Deheza”. Además señaló que su primer gol oficial le costó porque llegó un año después frente a Juventud Unida de Baigorria. “Mi único gol de chilena, no lo podía creer”, manifestó la Fiera.

Entre sus tesoros más preciados se encuentran los ascensos conseguidos con Atlético Sampacho: “Todos fueron importantes porque cada uno tuvo un momento especial en mi vida”. También agregó que la primera vez que subió de categoría, en 2001, fue difícil porque el grupo de jugadores lo hizo todo a pulmón, y que en 2009 fue la vez que más pudo disfrutar porque no sufrió lesiones y logró ser el goleador del torneo. “Ser reconocido por la Liga como el mejor jugador es algo que nunca creí que me pasara”, contó Maciel.

En referencia al año 2004 destacó: “Fue especial porque cuando venía haciendo goles, me lesioné y quedé afuera el resto del año casi hasta las finales en donde pude volver y hacer goles con el equipo de primera tanto contra Alberdi como contra Municipal de Adelia María”. Allí recordó lo importante que fue compartir y ser parte de la reserva que salió campeón. “A ese grupo no lo voy a olvidar por lo unido que era y porque conseguí un gran logro con mis amigos del alma, el gran Lami Redondo, el Luifa Santamaria, líder de esa pandilla de Bufarras, y el negro Tatón Rosales que fue fundamental”, reconoció la Fiera.

Con respecto al torneo de primera división pasado, donde Sampacho pudo mantener la categoría, dijo: “Podríamos haber llegado a lo más alto, aunque no estábamos para ser campeones”. Agregó que los objetivos eran otros, que había que salvarse del descenso y consolidarse como grupo. “Teníamos un equipo con muchos jugadores nuevos, quizás el año que viene podamos aspirar a ser los mejores”, contó el nueve.

Además notó el reconocimiento del pueblo: “Fue algo importante porque luché mucho y amo jugar al fútbol en Atlético”. También señaló el orgullo y la responsabilidad de llevar la camiseta del Mil Rayitas. “No importa la condición que sea, jugué hasta con mi muñeca quebrada, todo sea por esos colores”, dijo el delantero.

Por último hizo referencia a su padre que fue un gran jugador: “El era más talentoso y vistoso para jugar que yo”. Luego reconoció que todo lo que consiguió fue en base a sacrificio y corazón al puesto. “No soy un delantero, ni un número nueve, simplemente soy un goleador”, finalizó la Fiera.